R-25
HOY
La humanidad evoluciona. La Iglesia se desarrolla y adapta. Las connotaciones de hoy son las de hoy y, nos gusten o nó, ahora y hoy nosotros vivimos en ellas y con ellas. Pero ahora, como siempre, somos criaturas del mismo Dios. Nos creó para que poblásemos la tierra y viviéramos nuestras pequeñas y distintas vidas. Como hijos de Dios nuestro “tiempo” es fuente de riqueza: con él podemos adorar a Dios y amarle en los demás. En Su presencia, nuestra libertad sirve para mejorar la humanidad. Con Su ayuda podemos amar, y existimos para amar aquí y para amar eternamente.
Hemos hecho un repaso a las más profundas y exigentes preguntas que nos rodean: Dios, el universo, el hombre, la Biblia, la Redención (reflexionando sobre los tres más grandes y amorosos misterios; la Encarnación, la Muerte de Jesús y Su Resurrección)
Recordemos que hoy, como fruto de la Redención, tenemos el Espíritu Santo que anida en nuestro espíritu, en nuestra conciencia. ¿Hay intimidad mayor entre Creador y criatura? . El Espíritu Santo está ahí, reside en nosotros. San Juan en el Cap. XIV nos transcribe las palabras de Jesús en la Última Cena y, en el versículo 16 dice: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros eternamente. A saber: el Espíritu de verdad a quién el mundo no puede recibir porque no Le ve, ni Le conoce, pero vosotros Le conoceréis, porque morará con vosotros, y estará dentro de vosotros”. Y en el versículo 23 Jesús dice “el que me ama observará mi doctrina y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos mansión dentro de él”. Más tarde Pablo enseña: ¿no sabéis vosotros que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? (I Corintios III, 16)
Podemos decir con toda certeza que el Espíritu Santo es el que nos ilumina y ayuda para que en el día a día podamos libremente bien-decidir, frente a nuevos y múltiples problemas. Sabemos que nuestras decisiones son trascendentes para nosotros y para todos los humanos. Hoy, como siempre, el Amor de Dios es infinito, y para ayudarnos solo espera nuestro deseo, disposición o consentimiento. Por lo tanto podemos decir que hoy, como cada día, y frente a nuevos e inverosímiles problemas, la humanidad recibe día a día el rocío del Espíritu Santo, que vivifica y alimenta el espíritu del que le invoca.
El sentido de la vida del ser humano es también hoy ese caminar hacia Dios Creador, Redentor. Sabemos que ese Dios es padre y ama a cada humano. No importa lo humilde, oscura, lúcida, brillante o pecadora que sea su vida, le ama, le ayuda. Si miramos el pasado de nuestras vidas veremos la mano de Dios enderezando erróneas decisiones nuestras o de otros: Dios presenta, siempre, a nuestra libertad, nuevas y positivas oportunidades. Luego, si vivimos libremente en la presencia de Dios, hará de nuestro espíritu Su morada; y todas nuestras decisiones serán gratas a Dios; y le glorificarán. Durante nuestro “tiempo” maduraremos como humanos, nos volveremos más hijos de Dios y el mundo será mejor.
Junio 2009
|
Copyright © www.reflexionesbreves.com |