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LA VIDA OCULTA
El Mesías, el Ungido, el Salvador, es un hombre histórico que nació en Belén, vivió unos pocos años en Egipto y creció en Nazaret de Galilea. Desde allí, ya adulto, recorrió toda Palestina predicando y haciendo el bien. A la edad de treinta años muere crucificado en Jerusalém, y a los tres dias resucita.
Los Evangelistas narran los acontecimientos que se observaron alrededor de su nacimiento. Luego, con detalle, explican su vida de predicador, su actitud frente a lo que le rodea (sus amigos y la sociedad), el contenido de su doctrina, sus milagros, sus últimos dias. Pero poco, muy poco, dicen del largo tiempo que transcurrió desde su infancia hasta su madurez.
Este periodo, el más largo de su vida, transcurrió en el anonimato de un pequeño pueblo. Un pueblo que no tenía agua corriente, ni electricidad, ni gas, ni bicicletas, ni motores. Las famílias se autoabastecían gracias a sus pozos, aljibes, a sus huertos y corrales : a su carro,a su burro o caballos y al noble intercámbio de bienes y servicios. Dice la tradición que el padre de Jesús era carpintero y su madre sabía hilar.
Podemos imaginar los dias, las semanas y los meses de esta familia; muy humilde pero cumpliendo una misión trascendente.: Cada instante de sus vidas tenía un valor enorme, no por lo que hacían sino por cómo y por qué lo hacían. En este ambiente, Jesús “iba creciendo y fortaleciéndose, lleno de sabiduría y la Gracia de Dios estaba en El”. ( Lucas II,40 )
Con su vida oculta en Nazaret, Jesús es el modelo humano más completo. Pasó desapercibido para muchos, pero vivió en la presencia de Dios. Ese es el sentido de nuestra vida. Cada hombre es distinto, no hay dos vidas iguales; cada uno hace su camino, pero son semejantes las circunstancias con las que se encuentra: frío, hambre, cansancio, enfermedad, golpes, heridas, alabanzas, desprecios, éxitos, fracasos, mal entendidos, traiciones, mentiras… frente a cada situación podemos responder de mil maneras distintas.
Con la ayuda de la razón y de la conciencia, decidámonos siempre por la actitud que más agrada a Dios. Aprendamos de Jesús de Nazaret los “Cómo” y “Por qué”.
Noviembre 2008
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