R-26
SEÑOR MIO Y DIOS MIO
Durante la existencia humana de Jesús de Nazaret, narrada en los Evangélios, encontramos que entre sus amigos, parientes y conocidos, ninguno lo señala con el atributo de Dios. Su entorno es judío y ellos tenían muy claro y muy asumido que sólo existía un Dios, Creador, Todopoderoso, Fiel, que les había elegido como Su Pueblo, del que nacería un Mesías, un Ungido, pero no esperaban que este enviado fuera el mismo Dios. Despúes de la Pasión y Muerte de Jesús, cuando tenía algo más de treinta años, en una de Sus apariciones, ya Resucitado, un judío incrédulo, después de ver Sus llagas, se postra en tierra y exclama: “Señor mio y Dios mio”. Tomás es posiblemente el primer ser humano que reconoce en Jesús su condición de Dios. María, Su madre, quizás lo “sabía” pero no consta que lo proclamara. Ahora, “Cristo, junto al Padre, no está lejos de nosotros; si acaso, somos nosotros los que estamos lejos de El; pero la senda entre El y nosotros está abierta” (1) Y ¿cómo es posible que un hombre, aunque resucitado, nos vea, nos escuche, esté en todas partes y esté presente a través de todos los tiempos?. En la descripción de la Ascensión de Cristo Resucitado, “Su desaparición a través de la nube (Hechos 1,9) no significa un movimiento hacia otro lugar cósmico, sino su ascensión en el ser mismo de Dios, y así, la participación en su poder de presencia en el mundo” dice Benedicto XVI. (1) En su Ascensión (Lucas XXIV, 50-52) “Jesús, que se despide, no va a alguna parte en un astro lejano, El entra en la comunión de vida y poder con el Dios viviente, en la situación de superioridad de Dios sobre todo espacio. Por eso no se ha marchado, sino que, en virtud del mismo poder de Dios, ahora está presente junto a nosotros y por nosotros” (2). “Me voy y vuelvo a vuestro lado” (Juan 14,28) dice Jesús. Su irse es un venir; su irse es un venir en un nuevo modo de cercanía. Como dice Benedicto XVI “Puesto que Jesús está junto al Padre, no está lejos, sino cerca de nosotros. Ahora ya no se encuentra en un solo lugar del mundo, como antes de la ascensión. Con su poder que supera todo espacio, El no está ahora en un solo sitio, sinó que está presente al lado de todos, y todos lo podemos invocar en todo lugar y a lo largo de la historia. (2) El es Dios y “El que se ha hecho carne y permanece hombre sin cesar, que ha inagurado para siempre en Dios el puesto del ser humano, llama a todo el mundo a entrar en los brazos abiertos de Dios, para que al final Dios se haga todo en todos, y el Hijo pueda entregar al Padre el mundo entero asumido en El”. (1 Co. 15) “Esto implica la certeza de que Dios enjugará toda lágrima, que nada quedará sin sentido, que toda injusticia quedará superada, y establecida la justicia. La victoria del amor será la última palabra de la historia del mundo” (3) Cristo es Dios, está cerca, nos sustenta, nos ama, nos ayuda y nos espera.
Marzo 2012
---------------- Benedicto XVI “Jesús de Nazaret – Segunda parte”: (1) Pag. 332 – (2) Pag. 329 - (3) Pag. 333
|
Copyright © www.reflexionesbreves.com |